Mis cuentos siempre habían estado, cómodamente instalados, en el
formato virtual. La aventura más grande que habían vivido, algunos, fue la de imprimirse en papel. Pero el Martes, tres de mis cuentos se volvieron ondas sonoras, de esas que son invisibles, y que viajan a través del espacio para llegar a los oídos de los demás.
Leer mis cuentos al principio me pareció un gesto de narcisismo:
YO iba a leer
MIS cuentos. Luego me pareció un gesto de temeridad: yo iba a
LEER mis cuentos. Más tarde me pareció un ejercicio de humildad: yo iba a leer mis
CUENTOS. Finalmente asumí que era una aventura que no sólo iba a doblegar mi ego (por aquello de exponerse al público) sino que podía ser, como no, un placer.
Y todo fue fácil: Arlenis no sólo tiene un
restaurant: tiene un "parque de juegos" donde la gente que se atreve a cosas como esta, tiene un espacio cálido, libre y lleno de apoyo. Mis amigos, mis queridísimos amigos, fueron a darme soporte moral, los que eran extraños para mí me regalaron su tiempo y su atención (cosas valiosísimas) y al final terminamos siendo amigos y un personaje cautivador intercaló sus voz melodiosa con mis cuentos.
Aury Tovar:
cantante,
psicóloga, músico, musicoterapeuta, especialista en terapia familia y formadora de acompañantes para enfermos de alzheimer, cantó para y con nosotros. Luego de mi
primer cuento, Aury cantó una bellísima canción en inglés sobre el amor verdadero, luego de mi
segundo cuento nos conmovió con la tonada de luna llena con un perfume de blues que le quedó maravilloso. Luego, al finalizar mi
tercer cuento, Aury nos cantó una canción de su propia autoría sobre Caracas que a más de uno le aguó el guarapo. Y al final, le cantó a mi amiga Beatriz Jugo una canción de pre cumpleaños (pues cumplía años al día siguiente) tan preciosa, que Beatriz no aguantó y se paró a bailar mientras todos le hacíamos el coro. Arlenis nos regaló un postre hermoso y pre cumpleañero, encendido con una flama de sambuca y guarnecido con fresas y kiwis que degustamos fascinados.
Fue una velada deliciosa, entre copas de vino, cuentos, cantos, amigos y una cocinera que consiguió su verdadera vocación: CUENTACUENTOS.
En plena acción