Celebrando la patrimonialidad inmaterial
La semana pasada en San Felipe, Yaracuy, se celebró la sección gastronómica del VII Encuentro para la Promoción y Difusión del Patrimonio Inmaterial de Países Latinoamericanos.
La semana pasada en San Felipe, Yaracuy, se celebró la sección gastronómica del VII Encuentro para la Promoción y Difusión del Patrimonio Inmaterial de Países Latinoamericanos.
Cocineros, historiadores y antropólogos de Colombia, Perú, Bolivia, México y Venezuela, nos regalaron su sabiduría y su tiempo, cocinaron para nosotros y nos contaron, orgullosos, sobre su cocina tradicional.
Lo más delicioso para mi, fue comprobar como el mestizaje nos hace tan ricos y diversos, como la cocina tradicional (y cualquier expresión de la cultura latinoamericana) está determinada por el sincretismo, como somos irreverentes y creativos mezclando queso parmesano con yuca y quinua o chiles con jamón serrano y piña.
La inmaterialidad en la cocina es algo realmente interesante, pues, que puede ser más material que un plato de comida? Hay algo más concreto que cortar cebollas o freir tajadas? Tal vez la inmaterialidad sea evidente en el hecho creativo, en la expresión de la unicidad del cocinero a la hora de producir un plato interesante, a la hora de hacer asociaciones nuevas. Siempre he pensado que redactar una receta es cosa delicada, y creo que son las palabras las que le dan inmaterialidad al asunto... Mi abuela explicándome como se hace el arroz, mi mamá explicándome cuanto tiempo debo cocinar la pasta, mi profesor de cocina diciéndome como debo bridar un alimento, las acciones concretas son acompañadas de "relatos", palabras que trasladan el conocimiento de generación en generación y este encuentro evidenció lo sutil y poderoso que puede ser ese traslado.
Hubo dos notas discordantes en el encuentro, la constante impuntualidad, tal vez por ser la primera vez que se celebraba en Venezuela, la gente del Centro de Investigación Gastronómica de la UNEY, fué tomada por sorpresa. Organizar un evento de esta naturaleza requiere mucha planificación, quizás no tuvieron tiempo suficiente, pero lo cierto es que todos los talleres comenzaron con al menos 40 minutos de retrazo. Y la ausencia de la delegación de Brazil, de la cual nunca tuvimos noticias del por qué. Esto estuvo "compensado" por el trato amable y muy servicial de los organizadores, y, por supuesto, por las magistrales intervenciones de los expositores.
Luego haré reseñas de cada taller, pero adelanto que, comimos "cuguyón" de camarones, sopa Peske de Quinua, Carapulcra, Sopa de 3 carnes y Manchamanteles, entre otras delicias.
3 probaron y opinaron:
Suena muy bien! ¿La carapulcra era de cochino? Cuenta, cuenta!
Que envidia, que envidia! Aunque obtuve los cuentos de primera mano, igualito me da envidia!!!
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