¿Con quien tendría una aventura?

Una vez, una amiga querida (que ahora es Latin American Idol) me hizo una pregunta inquietante “Kary, ¿Con quien tendrías una aventura?” Yo que tolero poco el estrés y que soy bastante protagónica, le dije que me era difícil imaginar a alguien con quien pudiera lanzarme esa locura de andar escondida, diciendo mentiras y callándome la felicidad de un enamoramiento, a mi, que todo se me lee en la cara, me descubrirían en un dos por tres. Ella respondió, sin titubeos, que Al Pacino la conduciría, con gracia y soltura, a un episodio clandestino sin pestañear. Yo lo pensé, Al Pacino es un atraco, y desde que protagonizó junto a Michelle Pfeiffer “Frankie y Johnny” me quedé con la impresión de que debe ser tan buen actor como amante y cocinero.

Pero la verdad es que recientemente, he encontrado la respuesta a la turbadora pregunta, este hombre podría, llevarme con la misma gracia y soltura de mi amiga cantante en pos de Pacino, a pesar de su figura delgadísima y su cigarrillo eterno, a un incidente secreto, fugaz e indeleble, lleno de culpa y felicidad. Tiene suficiente encanto como para volverme loca por él, suficiente inteligencia como para ser divertidísimo, y suficiente pasado oscuro y tendencia al mal vivir, como para que todo quedara en una aventura sin compromisos y sin futuro. Es decir, sería perfecto.

Me refiero, a Anthony Bourdain.

Este cocinero – escritor (mis dos debilidades) que se formó al calor tanto de la academia como del trabajo, es capaz de comerse cualquier cosa que se mueva, escribe con una verdad y una intensidad arrolladoras, tiene suficiente sensibilidad como para haber aprendido español para comunicarse bien con su brigada inmigrante, conmoverse al conocer Machu Pichu o hablar sin tapujos de su pasado sumergido en las drogas y en el alcohol.

Hoy les recomiendo su programa “No Reservation” que en Venezuela transmite Travel and Living y su libro “Kitchen Confidential”, traducido al español como “Confesiones de un Chef” (Editorial RBA)

Mientras, yo sigo suspirando por su voz pétrea, su anatomía de libélula y su inteligencia a toda prueba.

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4 probaron y opinaron:

Marisa Beato dijo...

Muy bueno, Karina, también a mí me gusta, sí señora.
¿Qué tal George Clooney? Con esa hendidura tan sexy en la barbilla.
;-)
Voy a leer ese cuento ahora mismito.
Un beso

Anónimo dijo...

No es el típico nombre que seduce en la cocina (hay uno más criollito que le lleva una morena), pero como vos eres igual de pendenciera... jejeje (dios los cría y ellos se juntan)
Me adhiero a tu admiración, pero no para vivir una aventura, sino para que tenga un puesto en la "última cena" de mi vida este Arthur Miller de las letras culinarias.

Anónimo dijo...

Hola,primera vez que entro en tu blog y me encanta, me reí mucbo cuando leí la nota de Antony Bourdain porque recientemente había pensado lo mismo,espero poder seguir disfrutando de tu página gracias.... johanna C.

Karina Pugh Briceño dijo...

Marisa (compartimos los gustos, Clooney parece un bombón relleno de mazapán) y Johanna, muchas gracias por sus comentarios femeninos y cómplices en fantasías de adulterio... jejeje

Amra, gracias por decirme pendenciera... jejeje... Lo tomaré como un halago. Te dejo aquí una frese de Arthur Miller que te cae como anillo al dedo:

"El teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma"