La cocina de luto

Ha muerto Santi Santamaría. Autodidacta, deslenguado, inteligentísimo, y con una dedicación a su oficio que lo llevó a escribir uno de los libros más hermosos, a mi juicio, sobre la cocina: La Ética del Gusto.

Sólo puedo decir que estoy tristísima y que le debo mucho a este señor de eterna barba de dos días. Que ángeles cocineros te reciban con un festín, mi querido y admirado Santi.

Platos anti-románticos

Detesto el día de los enamorados, es algo más fuerte que yo. Bombones, cenas, flores y demás regalitos que me encantan durante cualquier día del año, adquieren este día un tono cursi que me parece insoportable... Es por eso que hoy voy a hacer una lista de los  platos más anti-románticos, para contrarrestar esa subida de glicemia en el humor de la gente.

1. Sopa de cebolla: este plato clásico, finísimo, que requiere mucho tiempo de elaboración, es ideal para arruinar cualquier velada romanticona. La sopa de cebolla asegurará un deseo apremiante de alejarse de la persona que la ha consumido, porque en el amor, uno ama al ser amado y a su aroma, y en este caso, la cebolla caramelizada (que es deliciosa, es verdad) otorga al comensal un olor que ahuyenta.

2. Hamburguesa con todo (rueda de camión): no son sólo la mostaza, la cebolla, y la cantidad innumerable de ingredientes peligrosos y contradictorios (huevo frito, jamón, queso, aguacate, tocineta, chuleta ahumada, queso fundido y de año, repollo, zanahoria, perejil,  y trazas de úrea y heces, que además puede estar guarnecida con una gama extensísima de salsas que retarían la imaginación de J. K. Rowling), es la forma de comer: hay que abrir la boca casi hasta desencajar la mandíbula y evadir las gotas de salsa que caen por efecto de la gravedad. Esta bomba estomacal, podría cortarle la nota hasta a José Luis Perales. (Se multiplica el efecto cuando se ve comer a alguien que se mancha la camisa con salsa) 

3. Garbanzos con paticas de cochino: Luego de ingerir este plato (que debería estar prohibido en lugares a nivel del mar o calurosos) la sensación de pesadez puede compararse a un yunque. Ni la promesa de amor eterno incondicional, ni el juramento de actividad sexual emocionante y divertida, podrán mover de una hamaca al comensal durante al menos cuatro horas).

4. Muslo de pollo: Es imposible que la líbido sobreviva mientras se come (o ve comer) un muslo de pollo. A pesar de que comer con las manos puede ser muy estimulante, el muslo de pollo requiere de posiciones y conductas completamente excluyentes del romanticismo. Manos grasientas, cartílagos que hay que sacar de la boca, tuétano que le resulta provocativo a algunos (y que hay que succionar para poder llegar a él), en fin, una vuelta al primitivismo, el ser humano luchando por su supervivencia, el depredador disfrutando de su recién frita presa con una coca cola light de acompañante. 

5. Caraotas con pasta: Casi no puedo escribir acerca de esta perversión de la culinaria criolla sin que se me baje la tensión ¿Cómo dos productos que separados pueden ser tan deliciosos, pasta y caraotas, cuando se unen se convierten en una ofensa hasta para los oídos? El efecto visual es de largo alcance, así que si usted quiere espantar de una vez por todas a esa pareja que le tiene la vida hecha cuadritos, muéstrese con descaro comiendo caraotas con pasta (el efecto visual se incrementa si se añade mayonesa). Es de tal espanto, que no hay una foto en el cyber espacio que registre este atentado contra la estética y el sentido común gastronómicos.