Gracias GAPP

Soy pastelera gracias a la primera profesora de pastelería que tuve… Era pésima. Salí de la escuela de cocina sabiendo hacer una torta básica, una mousse elemental y con una confusión enorme acerca del azúcar; estaba segura de que estar incapacitada para hacer algo útil, comestible y digerible que fuera dulce. A ella le debo mi necesidad de formarme posteriormente; con seriedad, en el asunto.

Como jurado con mis admirados Lisbeth López y Hugues Friedlander

Cuando ya tenía varios años dando clases de cocina, cuando ya no estaba frustrada porque había asumido mi condición de cocinera-no-pastelera, mi querido profesor de panadería Carlos Arias y mi querido alumno de cocina Joel Elíaz, abrieron lo que para mí es uno de los lugares más luminosos y sanos de este país, el Grupo Académico Panadero Pastelero.

Grupo Dominical

El GAPP es un lugar especialísimo, no sólo porque quienes lo dirigen tiene prioridades como la calidad de sus cursos y el bienestar de los que allí trabajan y estudian, o porque sus profesores se caracterizan por una sed de conocimiento permanente, o porque sean el único instituto especializado en formar pasteleros y panaderos… Es especialísimo porque cuando uno entra allí, es feliz, seas alumno o profesor.

Una vez cada tanto, intento algo de lo cual estoy segura no podré hacer, por eso canté en coros, por eso hago crochet, por eso me hice pastelera.

Primera promoción de pasteleros del GAPP

Tuve la suerte de pertenecer a la primera promoción de pasteleros del GAPP. Hugues Friedlander nos mostró secretos azucarados, las intimidades de las masas, los misterios de los merengues y yo me perdí, irremediablemente, en un amor profundo y para siempre, por ese oficio que existe para hacer a la gente feliz.

Primera promoción graduada por mí en el GAPP

El GAPP está en su semana aniversario, y mis sentimientos son siempre de agradecimiento, por haberme hecho pastelera, por haberme permitido dar clases a sus alumnos, por regalarme la experiencia maravillosa de ser jurado en sus presentaciones finales, por haberse convertido en mi hogar.