El día que los animales hablen


Carlos Matera "Matt" es un ilustrador argentino que vive en España y que publicó el hermosísimo libro "El día que los animales hablen". Es un libro lujoso, bellamente ilustrado y con aforismos universales en el contexto gráfico de la compleja relación entre humanos y animales.

Adorno el encabezado de mi blog con una de sus magníficas ilustraciones y aquí les dejo otra, gastronómica, que muchas veces está más cerca de la realidad de lo que nos gustaría admitir.



La naturaleza natural de Los Hermanos Naturales

El lujo puede venir en muchas presentaciones: gotas de perfume, laticas de caviar, una actuación de Robert de Niro, una seda hindú bordada con hilos dorados o una velada con Los Hermanos Naturales.

Este trío, blindado en su formación musical, se pasea por una variedad de géneros (algunos creo que ellos mismos los inventaron) para que el público se desmaye de las risas. Tienen una mezcla de agudeza musical, humor vernáculo, irreverencia poética, guataca criolla y amplitud de criterio que se critaliza en un show divertidísimo donde no pude dejar de reir ni un momento.

Daniel Pacheco en la guitarra, Carlos Sanchez en la percusión y Andrés barrios en el clarinete, hacen algo que yo llamaría "Música para ser feliz" y, de ñapa se nota que ellos gozan un puyero haciéndola. Andrés tiene realmente tres instrumentos: su clarinete (que usa como escoba voladora, periscopio, pareja de baile y teléfono) su voz (la de un tenor entrenadísimo y versátil) y su cara (que es capaz de hacer gestos comiquísimos). Pero además de todo, Andrés tiene inclinaciones gastronómicas y hace estas deliciosas (y contundentes) gomitas de jengibre:


En mitad del espectáculo, tocaron mi corazón recitando éste poema de la colombiana Irene Vasco:
Brebaje mágico para todo uso

En un gran caldero, picados o enteros,

se echan dos tomates y dos disparates,

tres kilos de sal y uno de cristal,

un poco de niebla y otro de pimienta,

dos tazas de hiedra y un kilo de piedras.



Todo ésto se bate, se echa otro tomate,

si le falta sal, se agrega al final,

si no queda bueno, se le agrega un trueno,

si ya está listo se agrega un pellizco.



No hay que cocinar ni tampoco hornear.

En cualquier lugar o necesidad,

se toma una gota

y el resto...

Se bota.

Ví hoy a Los Hermanos Naturales en la celebración de los 35 años del TET en el acogedor Teatro Luis Peraza.


Y para muestra, este botón: