Educando a las hadas

¿Y qué puede recuperar mi alma de una fondue miserable? Una buena película española, ni más ni menos.

La Educación de las Hadas, renunciando a edulcorantes artificiales, dulcifica con miel de abejas, pura y floral, una historia de intensidades emotivas. Lo primero que salta a la vista, que refresca, que entusiasma, es el multicultural reparto de actores: Ricardo Darín y su acento argentino, Iréne Jacos hablando un español con dejo francés, el niño, un genio actor: Víctor Valdivia (el único que habla español castizo) y Bebe, la estupenda cantante española caracterizando a una intelectual argelina que trabaja como cajera de un supemercado (tengo una debilidad especial por esta cantante, y sobre todo por esta canción).

Los paisajes de la Catalunya rural, el frío del otoño, la profundidad de los personajes, la dignidad de todos; me encanta vivir en esta época en la cual uno puede ver en el cine como las mujeres revisten de fortaleza su feminidad y los hombres descubren su vulnerabilidad como una fortaleza. A mí que me encantan los hombres que expresan sus emociones, el personaje de Darín me gustó desde el principio: un inventor de juguetes y de juegos que se toma en serio la niñez y la trata con respeto, que se enamora sin pudor, que no evade lo que siente y que lo demuestra.

La Educación de las Hadas se estrenó en España voluntariamente a la par del mundial de fútbol, algo visto como muy riesgoso porque se presume la falta de público. Esta valentía se nota en la película, no es complaciente, lo que hace feliz y lo que duele se muestran en su naturaleza, sin mucho maquillaje pero sin dramas. José Luis Cuerda, su director y guionista, ya había entrado en esos mares profundos de los sentimientos en La Lengua de las Mariposas.


Mi pequeña Suiza… Un pequeño desastre


Soy muy cuidadosa a la hora de juzgar un restaurant y su comida. He trabajado en cocina y sé de las durezas e injusticias que se comenten al emitir juicios de manera alegre; así que mis palabras de hoy pasaron por el filtro del sentido común.

Ayer, con el paladar saturado de alcaparras pasitas y aceitunas, salimos a buscar otros sabores. Llegamos a El Hatillo y “Mi Pequeña Suiza. Fondues y Crepes” nos tentó. Yo había ido hace algunos años y conservaba un buen recuerdo.

El sitio estaba lleno, no había muchos restaurantes abiertos ayer. Nos sentamos en la terraza y nos dieron la carta. El mesonero nos ofreció tomar “Vinos, vodka, whisky y cerveza” no queríamos alcohol y pedimos dos jugos naturales. Al leer la carta se hace obvio que las estrellas son las fondues, pero queríamos comer algo más: Reinaldo sopa de cebolla, yo carpaccio de lomito. La sopa, sosa y con cebollas medio cocidas (quien guste de esta sopa y quien sepa hacerla sabe que la cebolla debe pasar por un largo proceso de caramelización para que la sopa se vista de gala con el mejor sabor) llegó después de un infame pan y lo peor: MARGARINA ADEREZADA CON AJO Y PEREJIL.

Un restaurant que tenga en su menú escargot como entrada, no puede permitirse semejante exabrupto. Si estoy en una arepera y el señor de la barra me pregunta si quiero mantequilla en mi arepa, asumo de inmediato que lo que me está ofreciendo es margarina, no lo cuestiono. Pero, si el restaurant de la esquina, en el cual me puedo comer rapidito y sin mucho refinamiento, una ensaladita con una pastica bien hecha, me ofrece mantequilla, Mi Pequeña Suiza debería hacerlo también. ¡Agregarle ajo y perejil lejos de reponer el daño lo incrementa!

Al fin llega la fondue (grumosa y sin esa textura aterciopelada que justamente es el encanto de este plato). El trinche que me pusieron del lado derecho de mi plato estaba sucio. Las guarniciones para la fondue eran patéticas: Una enorme y desproporcionada cesta del mismo pan infame, papitas colombianas cocinadas en aceite hasta la extenuación, media manzana troceada, unas dos salchichas de ínfima calidad. Nos sirvieron agua porque yo lo pedí, casi al final de la velada.

En contraste, la conversa con Reinaldo estaba tan interesante, que, en vez de irnos y dejarles ese carnaval ahí, nos dedicamos a comer, teníamos tres horas buscando algún lugar donde saciar el hambre. Al final la cuenta inverosímil: Ciento Ochenta y cinco mil cuarenta y cinco bolívares de los débiles (Bs. 185.045). Como sé que la propina es un lenguaje efectivísimo, no dejamos ni un céntimo.

Mi pequeña Suiza queda en El Hatillo, diagonal a Das Pastelhaus, al lado del Restaurant La Gorda.

Regalo de navidad

Las palabras de Benedetti en la voz de Tania Libertad.

Te quiero


Jesús

La historia de Jesús de Nazaret me apasiona.

Un niño judío, pobre (hasta que llegaron los reyes magos que lo colmaron de los regalos más exquisitos de la época) hijo de una jovencita (que jura que se embarazó sin contacto sexual) y un carpintero de mediana edad en un mundo dominado por Roma, por la libertad de culto (muy inteligentes los romanos que al invadir los territorios, toleraban las diferentes religiones) y el terror que generaba la violencia, la injusticia y la discriminación del imperio romano.

Un niño que se salvó del infanto - genocidio provocado por Herodes (paranóico de librito), que nació en un pesebre, que fué llevado a las volandas a Egipto (al menos en la historia oficial) a vivir una vida misteriosa que hasta ahora no se conoce a ciencia cierta, un niño que recitaba los textos sagrados con una sensación de pertenencia total, un niño especial.

Me lo imagino moreno, siempre lo he imaginado así, de cabello rizado y ojos oscuros y penetrantes. Siempre he pensado que tenía buen humor, que daba paseos, que se bañaba en el río con sus amiguitos, que cantaba con su mamá, que jugaba con su papá, que tenía buen apetito. Que, a pesar de contener en su psiquis la información de su vida futura, era optimista y risueño.

Hoy que es navidad, me parece que lo mejor que puedo hacer es recordar las cosas que dijo, los regalos poéticos que nos hizo, y la gran enseñanza: No importa la muerte, siempre habrá resurrección.


¨Amarás a tu prójimo como a tí mismo¨ (Mc 12, 29-31)

No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre; pero lo que sale de la boca, eso es lo que le hace impuro (Mt 15, 11).

¨Felices los que lloran porque recibirán consuelo¨
(Mt. 5, 4).

¿Y por qué se preocupan ustedes por la ropa? Fíjense cómo crecen las flores del campo: no trabajan ni hilan.

Sin embargo, les digo que ni siquiera el Rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como una de ellas. (Mt. 6.25-34)

“Yo soy ese pan vivo que ha bajado del cielo; el que come de este pan, vivirá para siempre.”(Jn 6: 51)

“Pidan y Dios les dará; busquen y encontrarán; llamen a la puerta y se les abrirá.”(Mt 7: 7)

“Si tu hermano te hace algo malo, habla con él a solas y hazle reconocer su falta. Si te hace caso, ya has ganado a tu hermano.”(Mt 18: 15)

"Dejen que los niños vengan a mi, y no se los impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos.” (Mt 19:14)

“Si alguien quiere ser el primero, deberá ser el ultimo de todos, y servirlos a todos.” (Mrc 9: 35)

“Si ustedes aman solamente a quienes los aman a ustedes, ¿Qué hacen de extraordinario? Hasta los pecadores se portan así.” (Lucas 6: 32)

“No hay árbol bueno que pueda dar fruto malo, ni árbol malo que pueda dar fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto.” (Lucas 6: 43)

“El que se porta honradamente en lo poco, también se porta honradamente en lo mucho; y el que no tiene honradez en lo poco, tampoco la tiene en lo mucho.” (Lucas 16: 10)

“Tengan cuidado y no dejen que sus corazones se endurezcan por los vicios, las borracheras y las preocupaciones de esta vida.” (Lucas 21: 34)

“Mi mandamiento es este: Que se amen los unos a los otros como yo los he amado a ustedes. El amor más grande que uno puede tener es dar la vida por sus amigos.” (Jn 15: 12 – 13)

Nadie como Yvonne Elliman para expresar lo que yo siento.

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