A mí no me gusta el chocolate

Bueno, sólo un poquito... En bombones, en taza y en Nutella; de resto, torta de chocolate, galletas de chocolate, brownies, helados y demás inventos gastronómicos oscuros, la verdad, no me gustan. Pero me parece un ingrediente fascinante. Trabajar con él requiere de ciertos conocimientos y de cierta sensibilidad que la mayoría de los cocineros no tenemos. Eso si, cuando alguien descubre como manejarlo, se desarrolla un enamoramiento, una pasión descontrolada.

Joel Elíaz descubrió que le encantaba trabajar con él y se dedica, además de dar sus cursos de panadería profesional, a enseñar a todo el que quiera, el paciente y delicado arte del temperado, de la confección de bombones y turrones y de desentrañar los secretos de este maravilloso aporte de América a la gastronomía mundial.

¿Qué sería del mundo sin el chocolate? Tal vez es el color, el perfume intenso, la cremosidad, pero el chocolate, lo admito, es sexy. Entiendo perfectamente a los chocoadictos y festejo el hecho de que, en su versión más oscura, sin el disfraz azucarado y lácteo, aporte precursores de neurotransmisores que eviten la depresión.

Aquí les dejo algunas fotos del Taller de Chocolatería que los amigos del Gapp ofrecen a todo amante del chocolate, por si acaso quieren convertirse en Oompa Loompas:











QUE VIVAN LAS MUJERES!!!!!

Yo tengo una predilección especial por Miguel Bosé... No sé... Cuando canta siento que siempre me está cantando a mí. No sólo creo que es un artista integral, sino que tanbién es una buena persona, de esas que podrían ser parte de mi círculo de amigos más queridos.

Miguel Bosé siempre ha hecho cosas fantásticas, como enfundarse en un vestido y actuar de trasvesti o cantar en la frontera colombo-venezolana en un calor inaudito vestido de blanco.

Hoy Miguel Bosé le regala a las mujeres, las que lloran, las que ríen, las que sienten dolor o prefieren comer chocolates a palmitos esta belleza: