Hoy, 6 de Marzo, cumple años Gabriel

García Marquez

Yo creo que existe un personaje que ha influido en todos los aspectos de mi vida. No lo conozco, no me conoce, pero mi amor por él es enorme y honesto, apasionado e irrevocable. Este hombre es Gabriel García Márquez.

Mi primer contacto con él me dejó perpleja; leí obligada Relato de un Náufrago en 2do año de bachillerato y me angustió tanto que juré jamás volver a leer algo de éste señor. Luego mi mamá me convenció “Léete Cien Años de Soledad antes de que te lo manden en clase, leer obligado es horrible y yo sé que te va a encantar”

Fue un hito en mi vida, me la dividió en antes y después. Me trasnochaba leyendo, comentaba con mi papá que el libro me parecía un cuento de hadas… “eso se llama Realismo Mágico” me decía “García Márquez te cuenta las cosas más descabelladas con toda naturalidad”.
El día que terminé de leerla tuve una revelación, creí ver en el último capítulo el resumen de la historia del mundo, el amor que consume a la humanidad, la autodestrucción que también la consume, la inocencia, la desgracia, todo junto, encarnado en el bebé con cola de cerdo que se comían las hormigas.

Hoy, para celebrar el cumpleaños 80 de mi queridísimo escritor, les traigo algunos extractos del cuento “El Verano Feliz de la Señora Forbes”, el más gastronómico de sus cuentos:

“La señora Forbes puso la servilleta sobre la mesa, y los tres nos levantamos para rezar. Luego nos mandó al dormitorio, con la advertencia de que debíamos dormirnos en el mismo tiempo que ella necesitaba par acabar de comer. Todos nuestros puntos buenos quedaron anulados, y sólo a partir de veinte volveríamos a disfrutar de sus pasteles de crema, sus tartas de vainilla, sus exquisitos biscochos de ciruelas, como no habíamos de conocer otros en el resto de nuestras vidas.”

“Una madrugada la sorprendimos en la cocina, con el camisón de dormir de colegiala, preparando sus postres espléndidos, con todo el cuerpo embadurnado de harina hasta la cara y tomándose un vaso de oporto con un desorden mental que habría causado el escándalo de la otra señora Forbes. Ya para entonces sabíamos que después de acostarnos no se iba a su dormitorio, sino que bajaba a nadar a escondidas, o se quedaba hasta muy tarde en la sala viendo sin sonido en la televisión las películas prohibidas para menores, mientras comía tartas enteras y se bebía hasta una botella del vino especial que mi padre guardaba con tanto celo para las ocasiones memorables… Se atragantaba sin sosiego”

Imagen

0 probaron y opinaron: