La Rabia
“La rabia, coño, paciencia, paciencia…”
Silvio Rodríguez
¿Cómo es posible?
¿Por qué?
¿No se puede vivir decentemente en Venezuela?
¿Cómo alguien que dedica su vida a hacer felices a los demás muere a manos del hampa?
¿Cómo combato esta rabia, este miedo, esta desesperanza?
¿Por qué la dignidad recibe como pago la violencia y la insania?
¿Cómo vivir en una ciudad en la cual las plegarias que se alzan son acerca del miedo a morir?
¿Por qué Carmen de Mayorca, una dama del chocolate, una señora del júbilo, una maestra de los bombones termina su vida violentamente?
¿Por qué su esposo, Luis Eduardo Mayorca muere en el mismo momento con la angustia de que ambos son víctimas de la locura?
Estoy furiosa…
La Sra. Mayorca develó para mí los misterios del cacao. Me hizo feliz al mostrarme que yo también podía formar parte de la magia de hacer bombones. Pasamos ratos deliciosos temperando chocolate, haciendo nougatine, descubriendo como sacar burbujas de aire de los bombones para que quedaran perfectos.
Yo entiendo que la vida termina, inexorablemente. Que la muerte forma parte de esta vida, que más bien parece una farsa. Entiendo también que las muertes inesperadas son partidas repentinas que nos hacen pensar en la fragilidad, en el poco tiempo que tenemos. Mi rabia radica en la violencia. Me niego a entender que una buena persona, dos buenas personas en este caso, tengan que morir, no en su cama, rodeada de nietos y en la paz y quietud de una vejez bien vivida, sino en la angustia y el dolor de la agresión, del asesinato.
Estoy furiosa…
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