Según el hollywoodense Dr. Aníbal Lecter, uno envidia lo que ve. Aprendí a cocinar porque no aguantaba la envidia que me producía la gente que mezclando cuatro cositas, podía hacerme tan feliz comiendo.
Yo envidio profunda y descaradamente esa capacidad de emitir sonidos magníficos usando como instrumento la caja toráxica y las cuerdas vocales. Lo envidio como nada, es mi más intensa y oscura ambición, mi más recóndito deseo. Pero la vida es sabia, afortunadamente no tengo ese don porque, de lo contrario, sería una diva: canto con un poquito de voz que me mantiene el ego en su lugar
He aquí algunas de las voces que envidio:
El Universo revela su magnificencia a través de la voz de María Callas
Tracey pide una razón con su intensa y profunda voz de chocolate amargo
Ana Torroja camina con su voz perfecta las palabras de los hermanos Cano en este prodigio de canción: Sentía
Y mi amada Janis, su tormento y su talento dicen que tal vez
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