Scarborough fair

“Parsley, sage, rosmary and thyme…”
-Si suenan tan bellos en una canción, deben saber divino en una pierna de cordero- Pensó.

“Parsley, sage, rosmary and thyme …”
Cantaba en su precario inglés mientras pensaba en su hijo en Gales, con la nariz helada y su violín bajo el brazo, caminando esperanzado a presentar las pruebas en la Orquesta Real.

“Parsley, sage, rosmary and thyme…”

Pensaba en su hija, doctorándose en Niza, dando clases de español y de salsa a los helados franceses, pescando hojas de plátano en los mercados africanos en Diciembre para hacerse sus hallacas.

“Parsley, sage, rosmary and thyme …”
Adobaba el cordero mientras pensaba en su hermana, viviendo su vida de inmigrante legal en Estados Unidos, más sola que la una, comiendo bagels y llorando de nostalgia cada vez que hacía un caldo de gallina sin ají dulce.

“Parsley, sage, rosmary and thyme…”
Cantaba casi con un hilo de voz, mientras horneaba su pierna de cordero y pensaba que, sola, sin su familia, vivía por primera vez la extraña sensación de cocinarse solo a ella y a nadie más.

“Parsley, sage, rosmary and thyme …”
Comía bendiciendo a sus afectos mientras ella, a solas con unas tajadas de perfumado cordero, se encontraba a sí misma y a su apetito perdido por haber siempre complacido las apetencias ajenas y nunca las propias.

“Parsley, sage, rosmary and thyme …”
Comía feliz su cordero con perejil, salvia, romero y tomillo.

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