¿Quién tiene el poder?
Siempre he pensado que los artistas son los verdaderos dueños del mundo. Creo que sólo ellos comprenden secretos que para el resto son desentrañables; y de las artes, la música, esa voluptuosidad de las ondas, es el arte que a mí me parece más irresistible.
Por otro lado, el poder me parece un enigma. No el poder personal, ese al cual recurrimos cada vez que somos asertivos o cuando logramos una meta o nos resistimos a actuar en contra de nuestras convicciones; más bien el poder sobre los demás, la capacidad de influir, de movilizar, de sanar o herir a los demás, me resulta un tema fascinante. Ver como algunas personas tienen la capacidad de convocar a las masas como Los Beatles, de intervenir en el pensamiento humano como Descartes, de conmover a millones con sus creaciones como Leonardo da Vinci me hace pensar en el poder como un racimo de hilos invisibles que mueven a las muchedumbres.
Y dentro del poder, me sorprende aquél que se alimenta del miedo. Un hombre pude movilizar diez batallones militares a una frontera para “defenderla” y quienes los obedecen lo hacen porque cobran un sueldo y porque han sido amaestrados para decir “si, señor” sin detenerse a pensar si la guerra de verdad tiene algún significado o es algo anacrónico y hasta un poco cursi.
El domingo, siete cantantes mostraron la naturaleza del verdadero poder. El domingo siete hombres que dedican su vida a la música mostraron que sin órdenes se pueden movilizar decenas de miles de personas a las fronteras para protegerlas con sus cantos, su entusiasmo y esa vocación rumbera que nos une a colombianos y venezolanos. Debo admitir mi predilección por tres de aquellos hombres: Miguel Bosé, su atractivo sobrepeso producto de la madurez, su disposición a divertirse, su voz de terciopelo; Carlos Vives, la irresistible belleza de su masculinidad, su alegría y su musicalidad y Juan Luis Guerra, la timidez que acompaña el prodigio de su poesía, su incomparable genio creativo y la dulzura de su voz.
¿Cuál es el verdadero poder? ¿El que se ejerce por el miedo o el que se ejerce por el amor, la simpatía, el arte? Cada vez estoy más convencida: el mundo es de los artistas.
Por otro lado, el poder me parece un enigma. No el poder personal, ese al cual recurrimos cada vez que somos asertivos o cuando logramos una meta o nos resistimos a actuar en contra de nuestras convicciones; más bien el poder sobre los demás, la capacidad de influir, de movilizar, de sanar o herir a los demás, me resulta un tema fascinante. Ver como algunas personas tienen la capacidad de convocar a las masas como Los Beatles, de intervenir en el pensamiento humano como Descartes, de conmover a millones con sus creaciones como Leonardo da Vinci me hace pensar en el poder como un racimo de hilos invisibles que mueven a las muchedumbres.
Y dentro del poder, me sorprende aquél que se alimenta del miedo. Un hombre pude movilizar diez batallones militares a una frontera para “defenderla” y quienes los obedecen lo hacen porque cobran un sueldo y porque han sido amaestrados para decir “si, señor” sin detenerse a pensar si la guerra de verdad tiene algún significado o es algo anacrónico y hasta un poco cursi.
El domingo, siete cantantes mostraron la naturaleza del verdadero poder. El domingo siete hombres que dedican su vida a la música mostraron que sin órdenes se pueden movilizar decenas de miles de personas a las fronteras para protegerlas con sus cantos, su entusiasmo y esa vocación rumbera que nos une a colombianos y venezolanos. Debo admitir mi predilección por tres de aquellos hombres: Miguel Bosé, su atractivo sobrepeso producto de la madurez, su disposición a divertirse, su voz de terciopelo; Carlos Vives, la irresistible belleza de su masculinidad, su alegría y su musicalidad y Juan Luis Guerra, la timidez que acompaña el prodigio de su poesía, su incomparable genio creativo y la dulzura de su voz.
¿Cuál es el verdadero poder? ¿El que se ejerce por el miedo o el que se ejerce por el amor, la simpatía, el arte? Cada vez estoy más convencida: el mundo es de los artistas.
Ojalá que Llueva Café
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