Matan a Facundo... ¿Matan a Facundo?

"Yo era el orgullo de mi abuela, que era la vergüenza de mi familia"
Facundo Cabral


Facundo Cabral hoy está en la boca y en el pensamiento de mucha gente. Víctima de la violencia fue asesinado, se especula, por error: querían linchar a otro y él estaba en el medio.


Era un personaje muy peculiar, con una infancia difícil (trato de buscar otra palabra que describa su infancia y no la consigo), con un adolescencia aún más conflictiva y una madurez que le deparó pruebas físicas y emocionales que a más de uno hubiera puesto de rodillas. 

Un cuerpo enfermo albergaba el poder y la libertad de un alma que se conocía a sí misma. No muchos lo apreciaban, porque tenía la cualidad de decir exactamente lo que pensaba: en una época en la cual daba pudor confesar la fe, citar la biblia, amar al prójimo como a sí mismo, él cantaba su amor por Jesús sin pertenecer a ninguna iglesia, sin disculparse por creer, sin ceder ante las presiones "intelectuales" que lo veían con sospecha (cuando no con sarcasmo). En una época en la cual ser ateo, de izquierda y esgrimir un discurso de resentimiento social era la única opción para la gente inteligente y culta, él practicaba la sensatez, la crítica y al mismo tiempo la dulzura y el sentido del humor.

Yo lo quería de manera personal, lo sentía como un amigo, como alguien a quien visitaba para reírme con él, para escuchar su voz amaderada con su bello dejo argentino, para escuchar sus consejos y para reconciliarme con la vida cuando estaba enojada con ella. Era para mí, quien mejor esclarecía mis inquietudes místicas, quien puso en palabras y en música mis creencias con respecto al orden del mundo, a la vida espiritual. 

Me queda la satisfacción de que vivió a plenitud, de que conoció casi todo el planeta, de que sufrió y se divirtió, de que dio y recibió amor a borbotones... El pobre hombre que lo mató (es un decir, es imposible matarlo, es tan rebelde y tan terco que vive a pesar de los balazos), estoy segura, no tiene ni tendrá jamás idea de lo que hizo, nunca recorrerá la tierra con un canto que miles de personas repitan, ni se bañará en el mar con las ballenas, ni recitará a Borges de memoria, ni jamás entenderá la profundidad del pensamiento y el enorme amor que inspiró a Facundo Cabral, uno de los amigos a quien más quise.

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