Court Boullon… Cuguyón…

Resulta que en Guiria se come curry de Madrás con fervor hindú, crecen los echalotes como monte (les dicen “charlotas”) y hablan Patuá. Hubo una entusiasta migración francesa, holandesa y de las islas del Caribe y se mezcló todo dando como consecuencia, entre otras sutilezas, la florida cocina guireña.

El primer taller del Encuentro sobre el Patrimonio Inmaterial, fue éste, fue el menos organizado, a decir verdad, comenzó con una hora y media de retrazo, pasamos mucho tiempo esperando y hubo poco contenido teórico, no había mise en place lista, tal vez si los asistentes al taller hubiéramos podido colaborar, nos hubiéramos ahorrado tiempo y hubiera sido mucho más divertido. Eso si, la comida, tarde, pero muy sabrosa.

Nos dimos un gustazo comiendo “Cuguyón”, una excéntrica mutación del court boullon (caldo corto, aromatizado con hierbas y vino blanco). En el colmo de la extravagancia, esta sopa está hecha con leche de coco, aceite onotado, cebollín, ocumo en trocitos, echalotes y camarones, es robusta y aromática y se queda uno con la sensación de haberse comido un mapamundi.

Luego, nos comimos unos Akrás de ocumo y bacalao, unos “buñuelos” hechos de ocumo rayado, bacalao desalado y cocido al vapor, ají dulce y echalotes. También probamos un Talkarí de pollo (honestamente hubiera preferido el de chivo) guarnecido con arroz con coco y nos tomamos una bebida “afrodisíaca” llamada Maví hecha con hojitas de Bay rum, especias y la corteza del árbol del mismo nombre.

La tallerista, la Sra. Rosa Bosh, nos contó que en Paria hay cerveza de jengibre artesanal en Diciembre y que sus amigas, cuando están en el mercado, le dicen que ellas prefieren comprar la charlota en vez del cebollín porque es “criollita”… Qué dirán los franceses, que hasta al parlamento europeo fueron a pelear para protegerla.

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