Dícese de los críticos gastronómicos que acostumbran a perderse por los mundos de la cocina.
Dícese de los soñadores que vuelan a otros planetas en busca de novedades culinarias.
Dícese de los eruditos que cocinan sideralmente.
Dícese de los curiosos que hacen de sus espacios lugares de sabiduría coquinaria.
Dícese de los individuos estudiosos de las estrellas, los astros y las ostras.
Dícese de los salseros, que sólo cocinan en ausencia de gravedad.
Dícese de las celestinas, que convocan al Sol y a la Luna a una cena romántica.
Dícese de los “expertos”, que para cocinar necesitan varios mundos a su alrededor.
Dícese de los astronautas sibaritas.
Dícese de ciertos cocineros que traspasan la atmósfera.
Dícese de los pinches, que gravitan en torno a ti ayudándote a cocinar.
Dícese de directores de cine griegos (Un Toque de Canela de Tassos Boulmetis), que mezclan sabiamente el estómago con las estrellas.
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