La salsa

La salsa me encanta, me parece que resume todo lo bueno de la vida: Sedosidad, ligereza, fuerza, sabor. Eso si, me gustan las buenas salsas, las creativas, las que me sorprendan, las que me hagan querer repetir la experiencia.
Yo tengo dos fetiches en la salsa: El añadido de azúcar, porque amo el contraste, amo las frutas que juegan con la contundencia de la carne, me encanta sentir que me estoy comiendo un poco de postre en el plato principal. Y Ruben Blades.
Me enamoré perdidamente de él cuando tenía cinco años y lo ví cantar Plantación Adentro. Ha sido un amor apasionado y fiel que sólo ha crecido con el tiempo.
Yo creía que luego de Pedro Navaja, El padre Antonio, o La Canción del Final del Mundo, cuando Rubén dijo "Bueno, le he dado a la salsa los mejores episodios, a los salseros les he dado ritmo y poesía a manos llenas, ahora me voy a dedicar a otra cosa", en serio lo iba a cumplir. Mi guayabo fué terrible, fuí a llorar desconsolada a su concierto de despedida en el Poliedro y sentí que un lugar de mi vida se había cerrado sin remedio. Afortunadamente, Rubén debe haber pensado "ese pacto no es con Dios" y volvió.
Esta vez, es obvio que viajó; debe haber tomado mucho Whiskey en Escocia, debe haber tomado mucha sangría en Andalucía, pués su disco Mundo es una salsa ecléctica, con sonidos insólitos de gaitas y ritmos de la gitanía española que lo dejan a uno perplejo como si estuviera frente a una salsa de parchita, chiles picantes y cardamomo.
Aquí mi canción favorita del disco, una locura de percusión latina y ritmos andaluces, una letra tan hermosa, tan conmovedora, tan llena de poesía que si el resto del disco no sirviera (que no es así, hay canciones verdaderamente magníficas) valdría la pena sólo por ella.
Bochinches:





Y la letra:

Mi madre no descansó y trabajó hasta preñada,

Por eso, donde ella fuera yo adentro la acompañaba.

Y mi abuelita decía "así nos salió la baraja!

En la casa de los pobres hasta el feto trabaja!"

A la mansión del patrón un negro ha sido invitao,

Lo mandaron a buscar como acto desesperao.

Al no poder curar al señorNuestros blancos e ilustres doctores

Del brazo de la patrona llegó San Martín de Porres!

Manejaba su virtud como si ella fuera un taxi:

Por plata iba el pasajero, de la teoría a la praxis.

Su cuerpo, una carretera que accidentó a mucha gente.

Su amor, un huérfano herido,Siempre buscando pariente.

0 probaron y opinaron: